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viernes, 11 de junio de 2010

Tenemos que hablar, de FUTBOL

HUMOR

Podríamos empezar diciendo que cada cuatro años el mundo gira en torno a una esfera, una pelota, un balón, la redonda y un montón de adjetivos que hacen referencia al fútbol. También podríamos utilizar frases armadas como que con el mundial se unen millones de almas alentando y vibrando por los mismo colores, por la misma pasión, pero NO. Esto no es cierto, jamás lo fue. Si tuviéramos que salir a preguntarle a distintos hombres ¿qué opinan? de unir sus almas a la de una mujer para mirar un Campeonato Mundial de Fútbol, que se juega cada cuatro años, y es tan importante para un hombre, como la vida misma, la respuesta sería obvia.
No vamos a hacer la prueba, pero a continuación podemos observar tres posibles respuestas, de las más educadas que podríamos llegar a escuchar, donde la cocina queda de lado.

De ninguna manera me gustaría ver el mundial con alguna persona del sexo femenino presente.
Sería ideal que cuando juegue Argentina las mujeres de mi casa prefieran dedicar su tiempo libre a la lectura o usar la computadora.
No estoy tan seguro que las mujeres quieran ver el mundial, yo creo que lo ven como un deporte de hombres. Acompañarán a la Argentina con el sentimiento.

Habiendo dejado planteada una hipótesis y una serie de supuestas respuestas, pasemos a explicar el por qué de las mismas.

Lo importante es cómo juegan

La experiencia de mundiales pasados nos arroja un dato interesante, que es el aspecto físico de los jugadores. Las mujeres hacen especial hincapié en la belleza de nuestros hombres de selección. El más lindo es el que mejor juega. Y de ése no se olvidan el nombre jamás. Se les puede recordar el nombre de los otros jugadores, una docena de veces, pero de éste pintoresco jugador no se van a olvidar durante lo que dure el mundial.
Es una verdad que mientras uno vea el partido con una mujer, cada vez que toque la pelota éste jugador (tomemos como ejemplo a Gabriel Batistuta, ha sabido tener éxito en las plateas femeninas), se van a escuchar frases como: “Ahí la tiene Bati! Dale Bati, dale, dale, dale, dale, dale” Y cuando le cometan una infracción, la frase va a ser algo como: “Ay, ¿por qué le pegan a Bati? Pobre… mira como le duele, pobrecito, ¿Está llorando?”.
Ahí, al hombre le agarra una impotencia tal, que le gustaría ver a ese desgraciado, muerto. Con tal de vengarnos de esa vocecita, sacrificamos a Bati! No importa, que se calle esta mina ¡Por Dios!

¿Y ese quién es?

Como expliqué anteriormente, las mujeres sólo conocen los nombres de quienes para ellas son los más lindos. Pero el resto de nuestros jugadores no tan bonitos van a ser bautizados con la frase: ¿Y ese quién es?.
En un partido la pelota puede estar en los pies de alguno de nuestros once jugadores durante el 80% del partido y la pregunta va a repetirse durante los dos tiempos de 45 minutos, la misma cantidad de veces. “¿Y ese quién es?”
Acá es dónde uno se pregunta, ¿Esta mina vio Memento? ¿Cómo puede ser que no se acuerde el nombre de este tipo que está jugando prácticamente solo? ¡Es el que hizo los 6 goles!
De todas maneras, esto no termina cuando el arbitro marque el final del partido. Mientras Argentina siga avanzando de ronda (Dios quiera que así sea) siempre va a haber un partido más para no aprenderse los nombres de memoria.
En este mismo punto podemos hacer varias observaciones más, infinitas en realidad, pero vamos a detenernos en uno menor, pero no menos inquietante.
Cuando vemos a un señor, con la misma ropa del arbitro (que quemo, se vistieron igual), paradito al costado de la cancha, con un cartel electrónico en alto y un jugador de Argentina saltando en el lugar, significa que se produce un cambio. Eso en realidad una mujer lo sabe, pero en el momento que se produce, a la frase ¿Y ese quién es? Se le agrega una nueva y más inocente. ¿Y este que va a entrar es bueno? ¡No, juega horrible, tanto que entre 40 millones de argentinos el técnico lo pone porque cree que es incapaz de darle más dinámica al juego. Ni siquiera cree que pueda tener más aire para mover la pelota por todo el medio campo.
No hace falta decir que más de una, frente a está respuesta pueda decir.. ¡Ja, que tonto!, ¿y entonces para que lo pone?


Cábalas, gritos y cuernitos

No hace falta explicar que son estas cosas, sólo vale la pena aclarar que siente un hombre al tener que ver un partido junto a mujeres que tienen este tipo de conductas. Igual es justo aclarar que los hombres tienen estos hábitos, pero nos son tan ridículos al hacerlos.
En el caso de las cábalas un hombre puede elegir no bañarse, ponerse la misma camiseta, no afeitarse o fumar menos… Una mujer va utilizar como cábala abrazar a un osito con la “bufanda” de la selección. Y va a estar durante todo el partido, toda la semana, todo el mes con el osito entre sus brazos y se lo contará a toda persona que pregunte. A una mujer le divierte tener una cábala. Lo hace porque es divertido, para que le pregunten sobre su cábala. “Si, estoy re sufriendo”.
Un hombre grita, es cierto. Pero grita cuando hay un gol, cuando una pelota acaricia un travesaño o cuando el réferi cobra cualquier cosa. Una mujer no. Una mujer va a gritar durante todo el partido. Ni ella en realidad sabe bien por qué está gritando, no se acuerda, pero grita.
De los cuernitos no vale la pena entender nada. Los hacen, no se entiende porque, pero los hacen. Cuando éramos chicos, hasta nosotros mismos los hacíamos. Pero ver una chica grande, de veintipico de años, con las manos apuntando a la pantalla en ¡forma de cuernito! Dan ganas de darle una patadas en la cara y sin aviso. ¿De verdad se puede creer que eso haga efecto sobre la concentración de un jugador de fútbol que esta a miles de kilómetros? Con lo que cuesta creer en Dios, ellas creen en los cuernitos.

El Off Side

Las reglas básicas del fútbol las saben todas. Se sabe que es una pelota, dos arcos. La pelota tiene que entrar en el arco que no esta el Pato Abondanzieri. (¿Por qué le dicen Pato?, preguntará alguna). Pero hay algo que no van a aprender nunca y es el offside.
- ¿Qué cobró?
- Offside
- ¿Qué cosa?
- Offside
-¿Qué es el offside?

En ese mismo instante el hombre quita los ojos del televisor y mira a la mujer. El partido pasa a un segundo plano. La ira es más grande que una final del mundial. La mujer sonríe y dice, con voz aniñada. – ¡Pará! Nunca me explicaste qué es el offside.
¡Dos millones de veces se los explicaste! Esa mujer te está mintiendo. Vio más mundiales que Maradona, no te puede preguntar eso.
Además si no hablaran tanto y prestaran algo de atención se darían cuenta solas de qué es. Está la repetición en cámara súper lenta que muestra lo que es un offside y el Macaya de turno va a decir: “Ahí parte el pase… y como vemos, el jugador argentino está adelantado por lo menos un metro”. Listo, usá lo que te quede de sentido común que lo entendés, angelito divino.


¿Quién lo dijo?

La irritación que sufre un hombre durante un partido de mundial con mujeres puede variar notablemente dependiendo de quién es esa mujer con la que comparten ese esperadísimo partido.
Si es la novia o mujer de uno, ya sabemos como minimizar todos los comentarios fuera de lugar. Ahora, el problema aparece cuando el estorbo es la novia o mujer de un amigo. Esta personita pasará por todos los puntos antes mencionados y nosotros miraremos de manera cómplice a nuestro amigo una y otra vez, las veces que haga falta para que detenga esa catarata de interrupciones. Y nuestro amigo, nada. Pero no solo no le dice nada, sino que tampoco le explica él qué es un offside por fin se calle.

En el entretiempo alguno de ese grupazo de amigos, que quiere que sigan unidos por siempre que se levanta y dice: “Voy a cambiar la yerba, Mariano, acompañame”. Y en la cocina lo agarran entre tres o cuatro y le explican que su mujer está algo excitada con el partido, que mejor sería que le diga algo porque tantas emociones juntas pueden hacerle daño.
Otra persona del sexo femenino con la que es difícil ver el partido es con la madre de uno. Más que un “callate mamá” o “no hagas tantas preguntas” no se puede arrojar. Es la madre, uno le merece respeto.
Frente a estos personajes con los cuales por respeto no podemos chocar, la reacción es difícil. Alguna vez, estas insultaran a tu jugador preferido porque perdió la pelota. “Ése es un tarado, ¿por qué no lo sacan?” (En tercera persona del plural, lo “sacan” hay un solo técnico).
Volviendo a que la permanencia dentro de la cancha de tu jugador preferido está en tela de juicio por una de las personas que menos sabe de fútbol del planeta y teniendo en cuenta de que se trata de una persona a la cuál no le podes decir nada, ya que es tu madre o suegra o cuñada o tía o novia de un amigo, la reacción pasa por dentro. Mentalmente se te cruza una imagen y es la siguiente: Te parás, revoleás el plato de galletitas por el aire, empezás a patear el sillón al grito de: “A vos te voy a sacar, ¡pero en camilla! ¿Quién sos para opinar de Mascherano? ¿Cuántas veces lo viste jugar? ¿Es zurdo o derecho? ¡No sabés ni de que juega!
Pero no, no lo vas a hacer. Tranquilo –reflexionás - el próximo lo veo solo, en un cuarto cerrado con llaves. La tele y yo.

La misma pasión, los mismos colores

Lo importante es que hombres y mujeres aman que juegue la Argentina, que no importa cuánto se sepa de fútbol, ni quienes sean esos 23 hombres que nos representan. En nuestro país el fútbol es folclore y se alimenta de todos nosotros. Lo bueno que tiene este deporte y que juegue nuestra selección, es que todos nos paralizamos y compartimos un momento tan importante. En los mundiales como en las navidades o años nuevos, nadie debe quedarse solo. ¿Ver el partido solo? ¿Y con quién vas a festejar si ganamos? El fútbol es una fiesta y las fiestas son divertidas porque hay hombres y mujeres.


By Juani Bruzzo

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