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miércoles, 13 de enero de 2010

Puma de entrenamiento

INFORMACION GENERAL


La verdad que una de las cosas que más me disgustó en mi paso por la playa fue uno de estos sujetos que bien catalogó hace tiempo un amigo mío en un entrenamiento de rugby - cuando jugaba en San Carlos - que impulsó el mote de "puma de entrenamiento".


Este calificativo era recibido para los jugadores que al momento de hacer partido para entrenar sacaban todas sus artimañas para ganar en vez de hacerlo para mejorar y utilizaban el 100% de su fuerza y destreza en esos partidos cuando uno generalmente - aunque normalmente no se diga - no se exige totalmente a fondo por las dudas.


Lo curioso de estos sujetos es que al momento de la verdad, en los partidos por los puntos no aparecían con tanta rudeza al momento de ir al frente sino que todo lo contrario. Cuando era el momento de la verdad desaparecían y su único destaque se presentaba en entrenamientos cuando todos sabían que era totalmente innecesario.


El otro día fue partícipe de una de las disciplinas deportivas playeras de las que se debe participar al menos una vez en las vacaciones. Superé las más domingueras como el tejo, las paletas o las caminatas a lo largo de la orilla y me la jugué un poco más.


Mis opciones estaban entre el futbol - tenis, un cabeza o el voley playero; y me decidí por esta última.


Como todos saben, los equipos se arman a medida que va llegando la gente y uno no sabe de las habilidades del desconocido - personalmente considero simplemente que cumplo con un papel discreto - y que el que gana sigue jugando.


Todo iba bien hasta que en el equipo contrario se presentó un combinado donde uno de sus integrantes, que contaba tranquilamente con 1,90 mts de altura, remataba con toda su fuerza y con una técnica que se destacaba ante los amateurs de turno.


El problema surgió ya que el equipo, ni lento ni perezoso, en el afán de ganar comenzó a armar todas sus jugadas en torno a este jugador que cada vez que remataba con toda su potencia y bastante dirección perforaba con cierta sencillez nuestros "bloqueos" y posibles defensas con nuestras rojas palmas de las manos. Era insuficiente.


Y así fue. Claramente este pasatiempo se volvió un drama y la pasé mal ante la impotencia de hacer algo ante un profesional del tema y yo, un simple mortal que quería hacer un poco de deporte para eliminar las cervezas de la noche anterior.


Los equipos pasaban y ellos seguían ganando con claridad. Pasado un rato, la tarde ya iba cayendo y el muchacho cansado de ganar y humillar a los pobres turistas decidió irse.


No pude controlarlo y le pregunté si era profesional del voley y me dijo que había jugado toda su vida, estuvo cerca de esto y lo otro, pero nunca llegó a nada.


Un verdadero puma de entrenamiento que canalizó su fracaso en arruinarnos nuestro humilde momento deportivo del verano.


Igual estoy tranquilo, tengo un año para aprender a jugar bien al voley. Ya nos vamos a volver a ver!

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