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Una y otra vez se levantará. Así sepa que cada partido será una repetición constante de derrota, se pondrá la camiseta celeste de su selección. Andy Selva saldrá a la cancha con 10 hombres más, así la consigna sea caer por menos tantos que la última goleada en contra, cuando los goles parecían golpes al anhelo imposible, al deseo que jamás será saciado. El delantero jugará por San Marino, el peor equipo del planeta, e intentará ser el eje de su pelotón ya condenado al fracaso, pero jamás hermanado con él. Selva será el capitán en búsqueda de otra victoria unísona. Aquella luz que encontró hace ya cuatro años. 
Según el ránking de selecciones de la FIFA, San Marino está en el fondo. Comparte el puesto 203 con Anguila, Montserrat, Samoa Estadounidense y Papúa Nueva Guinea —la selección peruana está en el lugar 92—, con cero puntos. La pequeña república encerrada por el territorio italiano recién fue afiliada al máximo organismo del fútbol en 1988, a pesar de que intenta el fútbol desde 1931. Andy Selva, aquel que lleva la cinta en las actuales Eliminatorias, apareció luego del primer desastre: la clasificación para la Eurocopa de 1992. Ese torneo, como una onda expansiva, marcó el signo de San Marino para el resto de su historia en dicha competencia: 34 partidos jugados —todos perdidos—, con 4 goles a favor y 44 en contra. Nunca ha clasificado. Ni a una Eurocopa ni a un Mundial. Y tuvo que esperar para lograr su primera victoria y, por ahora, la última. Justamente, gracias a Selva.
Según el ránking de selecciones de la FIFA, San Marino está en el fondo. Comparte el puesto 203 con Anguila, Montserrat, Samoa Estadounidense y Papúa Nueva Guinea —la selección peruana está en el lugar 92—, con cero puntos. La pequeña república encerrada por el territorio italiano recién fue afiliada al máximo organismo del fútbol en 1988, a pesar de que intenta el fútbol desde 1931. Andy Selva, aquel que lleva la cinta en las actuales Eliminatorias, apareció luego del primer desastre: la clasificación para la Eurocopa de 1992. Ese torneo, como una onda expansiva, marcó el signo de San Marino para el resto de su historia en dicha competencia: 34 partidos jugados —todos perdidos—, con 4 goles a favor y 44 en contra. Nunca ha clasificado. Ni a una Eurocopa ni a un Mundial. Y tuvo que esperar para lograr su primera victoria y, por ahora, la última. Justamente, gracias a Selva.
El 28 de abril del 2004 San Marino probó la negación de su historia. Fue un amistoso oficial, por eso persiste en los registros y no solo en la memoria. Andy Selva anotó el único gol frente a otra pequeña nación, imperceptible en los torneos: Liechtenstein. Un solo tanto que quedó inscrito en el Estadio Olímpico de la ciudad de Serravalle, y que no se borrará jamás. Así San Marino esté último, aquel tanto siempre será un guiño, una refracción del pasado que romperá el irremediable presente. Y Selva esperará a que algún día regrese a sus pies.
(via) El blog deportado
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