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lunes, 24 de agosto de 2009

En la selva del fútbol, el nuevo rey es un tigre

El fútbol argentino tiene un nuevo campeón y ese trofeo lleva su nombre de Velez Sarfield. Un equipo con el sello y la impronta de Ricardo Gareca, quien tomó la conducción del grupo cuando la institución deambulaba por un momento de transición y logró imponer su estilo basado en el perfil bajo y el esfuerzo.

Fiel a su personalidad tomó una postura paciente, sobria y caracterizada por manifestarse con cuatela y prudencia. Sus dirigidos soportaron los altibajos de un campeonato cambiante pero Gareca nunca perdió la calma ni se lo vio desencajado. Fue más notorio aún cuando su conjunto se vio presionado por un Huracán en alza, sin Maxi Moralez y habiendo perdido la punta a manos de Lanús.
Como cultor del perfil bajo, sería muy llamativo verlo histriónico o como protagonista de repetidas entrevistas televisivas o tapas de revistas.
Esa diferencia la aplica en el campo de juego, con su traje de entrenador impecable y cuando en plena vorágine del partido se mantiene con una frialdad envidiable que utiliza para leer el partido con claridad y meter mano al banco de suplentes con el mayor tino.
Esa misma paz y tranquilidad que logra transmitir a sus jugadores en momentos definitorios, la impuso en sus años de jugador de equipos como Boca Juniors, Sarmiento de Junín, River Plate, America de Cali (Colombia), Velez Sarfield e Independiente donde se lo recuerda como un intratable goleador. Así fue que conquistó la red 208 veces a lo largo de su carrera.

Toda esa experiencia la arrojó a la cancha cuando tuvo que demostrar su capacidad en "la final" del certamen ante Huracán - a quien ya había amargado como jugador en 1994 cuando le arrebató el campeonato con Independiente - en un partido donde sólo valía ganar.
Y así lo hizo hasta el último minuto. Tuvo la muñeca necesaria para tomar las decisiones adecuadas y conseguir ese preciado gol que le brindó su primer torneo en la primera división del fútbol argentino.
Pero como es su costumbre, mantuvo su postura de caballero y como lo hizo desde el primer momento respetó a sus rivales y les trasladó el mérito a sus hombres, quienes supieron leer su mensaje de trabajo y serenidad.
Así es como el hombre que llegó a la institución de liniers en puntas de pie y de la mano de la confianza del manager Christian Bassedas, es el nuevo rey del fútbol argentino producto de mucha sapiencia pero también de toda la garra de un Tigre.

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