Tras un semestre que en el mes de febrero ubicaba a Estudiantes de la Plata en el repechaje para ingresar a la Copa Libertadores y luego de recorrer un camino extenso y sacrificado, el conjunto Pincha consiguió alzarse con el trofeo más importante del continente por cuarta vez en su historia y luego de 39 años.
Al final, el sueño se convirtió en realidad. Con una mezcla de buen juego, solidez, grandes individualidades y mucha garra logró un objetivo que tomó forma con el correr de los partidos. Atrás quedaron la clasificación ajustada a los octavos de final, el cambio de entrenador, la lesión de Agustín Alayes y Marcos Angeleri e inconvenientes que este grupo tuvo que superar para quedarse con el certamen.
Ese golpe de timón que el equipo logró con la llegada de Alejandro Sabella se manifestó en el campo y fue dándole forma a esta mística que suele rondar por La Plata. Basado en Juan Sebastián Verón como su estandarte y mejor jugador de la Copa, el conjunto cumplió con todos los requisitos para ser campeón: Mauro Boselli como goleador del torneo, el record de minutos sin goles en contra que logró mantener Mariano Andújar y dar vuelta un resultado de visitante en la final ante un rival proveniente de Brasil.
La mística se transmitió a todos los amantes del fútbol, que más allá de apoyar a Estudiantes por su condición de argentinos, se inclinaron por el conjunto platense debido al esfuerzo que se vio durante los 180 minutos de la final, más aún por lo que dejaron en Bel Horizonte ante la torcida de Cruzeiro enmudecida.
También es justo remarcar la entrega de Christian Cellay y Rolando Schiavi en el fondo, las incontables corridas de un superlativo Enzo Pérez, el candado que le puso al medio campo el "Chapu" Braña, toda la categoría de Gastón Fernandez y al eterno José Luis Calderón como ejemplo de profesional.
Como enseñanza, quedó demostrado una vez más que se puede jugar de igual a igual en cualquier escenario si el partido se plantea con inteligencia, y como tarea pendiente habrá que aprender que vale el gol de media distancia, materia que los argentinos deben y en la cual los brasileños e ingleses aprobaron con diez, pero esto es un detalle.
Por toda la entrega, los pasajes de buen juego, la inteligencia y por ubicar una vez más al fútbol argentino en lo más alto: felicitaciones Estudiantes de la Plata.
Al final, el sueño se convirtió en realidad. Con una mezcla de buen juego, solidez, grandes individualidades y mucha garra logró un objetivo que tomó forma con el correr de los partidos. Atrás quedaron la clasificación ajustada a los octavos de final, el cambio de entrenador, la lesión de Agustín Alayes y Marcos Angeleri e inconvenientes que este grupo tuvo que superar para quedarse con el certamen.
Ese golpe de timón que el equipo logró con la llegada de Alejandro Sabella se manifestó en el campo y fue dándole forma a esta mística que suele rondar por La Plata. Basado en Juan Sebastián Verón como su estandarte y mejor jugador de la Copa, el conjunto cumplió con todos los requisitos para ser campeón: Mauro Boselli como goleador del torneo, el record de minutos sin goles en contra que logró mantener Mariano Andújar y dar vuelta un resultado de visitante en la final ante un rival proveniente de Brasil.
La mística se transmitió a todos los amantes del fútbol, que más allá de apoyar a Estudiantes por su condición de argentinos, se inclinaron por el conjunto platense debido al esfuerzo que se vio durante los 180 minutos de la final, más aún por lo que dejaron en Bel Horizonte ante la torcida de Cruzeiro enmudecida.
También es justo remarcar la entrega de Christian Cellay y Rolando Schiavi en el fondo, las incontables corridas de un superlativo Enzo Pérez, el candado que le puso al medio campo el "Chapu" Braña, toda la categoría de Gastón Fernandez y al eterno José Luis Calderón como ejemplo de profesional.
Como enseñanza, quedó demostrado una vez más que se puede jugar de igual a igual en cualquier escenario si el partido se plantea con inteligencia, y como tarea pendiente habrá que aprender que vale el gol de media distancia, materia que los argentinos deben y en la cual los brasileños e ingleses aprobaron con diez, pero esto es un detalle.
Por toda la entrega, los pasajes de buen juego, la inteligencia y por ubicar una vez más al fútbol argentino en lo más alto: felicitaciones Estudiantes de la Plata.
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